La ciencia, pareciera ser un tema
irrelevante para muchas personas, pero al hablar de este hombre nacido en
Betijoque, estado Trujillo el 25 de abril de
1877, es innegable no denotar su trayectoria y hallazgos como cientifico
venezolano, dado que su especialización como
investigador y medico, el cual se destacaba en el estudio de
enfermedades tropicales, lo hicieron a
pasar el tiempo la certificación de obtener el suononimo de padre de la
parasitología y el bioanalisis, de tal manera que en 1902 asume el cargo del
primer director del laboratorio de
histología y bacteriologia del hospital de Vargas.
Su formación como medico inicia en 1836,
cuando realiza un viaje a Caracas, la tierra donde da comienzo a su preparación
académica como medico en la UCV ,
en esta institución demostró su gran
dedicación en su primer año, al
obtener notas sobresalientes, pero al
llegar al tercer año determina retirarse de la universidad, abandona la carrera
para dedicarse al laboratorio y a la investigación.
De esta manera, en 1902 fue designado
como director del recién creado
Laboratorio del Hospital Vargas de Caracas. A partir de ese momento empezó a
desarrollar su vocación científica, demostrando gran capacidad organizativa e iniciativa
para emprender proyectos de investigación sobre problemas locales de salud
pública. En 1903, emprendió el estudio que más fama le ha dado, el de la
anquilostomiasis como agente casual de anemias graves en el medio rural. En ese
momento es cuando describe al Necator americanus, y publica varios artículos,
siendo tan solamente el inicio, se entera de que tal especie ya había sido
descubierta por un científico norteamericano llamado Stiles. Sin embargo, su
hallazgo permitió que se tratara de forma adecuada lo que anteriormente se
diagnosticaba como la enfermedad de Bright, una inflamación del riñón.
Se traslada a los llanos en 1905 y logra
desentrañar la causa de “la peste boba”, una enfermedad que afectaba a los
caballos. A raíz de eso, describió una nueva variedad del Trypanosoma evansi al
que bautizó como Trypanosoma Venezuelense. Pero no estancandose en una
sola enfermedad, cerca de la cuidad de Coro, entre 1906 y 1907, estudió la
enfermedad conocida como “el grito de las cabras”. Allí demuestra experimentalmente
que el agente causal es el Bacillus anthracis o ántrax. Por otra parte, a
mediados de marzo de 1908, se encargó del estudio y control de una epidemia de
peste en La Guaira. Se
creía que era peste bubónica, pero los primeros análisis de Rangel arrojaron un
resultado negativo. En consecuencia, el puerto continuó trabajando hasta
que semanas más tarde el científico anuncia que si se trata de la peste, y que
es necesario cerrar La Guaira.
Asi mismo, se logra que Cipriano Castro,
presidente de la República
para la época, lo coloque a cargo de la
campaña sanitaria. En menos de un mes, Rangel declaró terminada la
epidemia.
Pero este incidente de la Guaira desencadenó una
serie de ataques en contra de Rafael Rangel. Se le acusó de no haber diagnosticado
a tiempo la enfermedad y de haber malversado el dinero de la campaña
antipestosa. Además, le negaron una beca para estudiar en Europa, logrando que
el destacado medico sumiera una profunda depresión, que acabó el 20 de agosto
de 1909, cuando vestido de bata blanca en su laboratorio se suicidó tomando
cianuro.
Actualmente sus restos reposan en el
Panteón Nacional desde el 20 de agosto de 1977, pero a pesar de no ser el final
ejemplar de un investigador como
él, trabajo por el desarrollo y crecimiento
de la ciencia en Venezuela, haciéndolo resaltar como un ejemplo como científico venezolano.
Autora: Maria Aguilar. Sección #2
0 comentarios:
Publicar un comentario