lunes, 6 de junio de 2016

Rafael Rangel, Científico ejemplar venezolano


La ciencia, pareciera ser un tema irrelevante para muchas personas, pero al hablar de este hombre nacido en Betijoque, estado Trujillo el 25 de abril de  1877, es innegable no denotar su trayectoria y hallazgos como cientifico venezolano, dado que su especialización como  investigador y medico, el cual se destacaba en el estudio de enfermedades  tropicales, lo hicieron a pasar el tiempo la certificación de obtener el suononimo de padre de la parasitología y el bioanalisis, de tal manera que en 1902 asume el cargo del primer director del laboratorio  de histología y bacteriologia del hospital de Vargas.
Su formación como medico inicia en 1836, cuando realiza un viaje a Caracas, la tierra donde da comienzo a su preparación académica como medico en la UCV, en esta institución  demostró su gran dedicación en su primer año,  al obtener  notas sobresalientes, pero al llegar al tercer año determina retirarse de la universidad, abandona la carrera para dedicarse al laboratorio y a la investigación. 
De esta manera, en 1902 fue designado como  director del recién creado Laboratorio del Hospital Vargas de Caracas. A partir de ese momento empezó a desarrollar su vocación científica, demostrando gran capacidad organizativa e iniciativa para emprender proyectos de investigación sobre problemas locales de salud pública. En 1903, emprendió el estudio que más fama le ha dado, el de la anquilostomiasis como agente casual de anemias graves en el medio rural. En ese momento es cuando describe al Necator americanus, y publica varios artículos, siendo tan solamente el inicio, se entera de que tal especie ya había sido descubierta por un científico norteamericano llamado Stiles. Sin embargo, su hallazgo permitió que se tratara de forma adecuada lo que anteriormente se diagnosticaba como la enfermedad de Bright, una inflamación del riñón. 
Se traslada a los llanos en 1905 y logra desentrañar la causa de “la peste boba”, una enfermedad que afectaba a los caballos. A raíz de eso, describió una nueva variedad del Trypanosoma evansi al que bautizó como Trypanosoma Venezuelense. Pero no estancandose en una sola enfermedad, cerca de la cuidad de Coro, entre 1906 y 1907, estudió la enfermedad conocida como “el grito de las cabras”. Allí demuestra experimentalmente que el agente causal es el Bacillus anthracis o ántrax. Por otra parte, a mediados de marzo de 1908, se encargó del estudio y control de una epidemia de peste en La Guaira. Se creía que era peste bubónica, pero los primeros análisis de Rangel arrojaron un resultado negativo. En consecuencia, el puerto continuó trabajando hasta que semanas más tarde el científico anuncia que si se trata de la peste, y que es necesario cerrar La Guaira. 

Asi mismo, se logra que Cipriano Castro, presidente de la República para la época, lo coloque  a cargo de la campaña sanitaria. En menos de un mes, Rangel declaró terminada la epidemia. 

Pero este incidente de la Guaira desencadenó una serie de ataques en contra de Rafael Rangel. Se le acusó de no haber diagnosticado a tiempo la enfermedad y de haber malversado el dinero de la campaña antipestosa. Además, le negaron una beca para estudiar en Europa, logrando que el destacado medico sumiera una profunda depresión, que acabó el 20 de agosto de 1909, cuando vestido de bata blanca en su laboratorio se suicidó tomando cianuro.
Actualmente sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 20 de agosto de 1977, pero a pesar de no ser el final ejemplar  de un investigador como él,  trabajo por el desarrollo y crecimiento de la ciencia en Venezuela, haciéndolo resaltar como un ejemplo  como científico venezolano.

Autora: Maria Aguilar. Sección #2
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